BERLÍN. Varias personas resultaron hoy heridas y un número indeterminado permanecen desaparecidas tras dos explosiones en principio no relacionas en sendas plantas químicas del gigante alemán BASF en Lampertheim y Ludwigshafen (oeste de Alemania), dos localidades a apenas 30 kilómetros de distancia.
El suceso más grave es el de
Ludwigshafen, donde se produjo una fuerte detonación a las 11.30 hora local (09.30 GMT) en unas conducciones del puerto norte, donde la factoría de BASF se abastece de gas y petróleo, suceso por el que la empresa sólo ha informado hasta el momento de “varios” heridos y “varios” desaparecidos.
Además, las autoridades en Ludwigshafen pidieron que los niños de colegios y guarderías de la zona no salgan al aire libre después de que varios vecinos denunciasen problemas para respirar a raíz de la fuerte deflagración, que provocó un aparatoso incendio.
La propia empresa pidió a los vecinos de Ludwigshafen “evitar permanecer en espacios abiertos y mantener las puertas y ventanas cerradas”.
La explosión causó una densa nube de humo negro que se elevó sobre Ludwigshafen y motivó un fuerte despliegue de equipos de bomberos y ambulancias.
El suceso de Lampertheim, por su parte, tuvo lugar en una planta de aditivos para plásticos y consistió en la explosión de un filtro, por motivos por el momento no aclarados, un incidente que no ha supuesto la expulsión de químicos peligrosos a la atmósfera, según los medidores de contaminantes de la empresa.
BASF reconoció que en este primer incidente cuatro trabajadores resultaron heridos y tuvieron que ser trasladados a un hospital cercano.
La actividad se ha paralizado en los dos centros industriales afectados, con lo que BASF acumula 16 interrupciones de la producción en algunas de sus plantas alemanas en lo que va de año, frente a los 13 incidentes registrados en el conjunto de 2015.