Por: Jhoan Hernández.
Viceministro de Suelos y Aguas, del Ministerio de Medio Ambiente y Recursos Naturales.
El deterioro ambiental en sus componentes ecológico y social, ha llevado a muchos países al planteamiento de estrategias, políticas y medidas concretas que buscan no solo detenerlo, sino revertirlo. En este orden, crece el nivel de conciencia y la convicción generalizada de que los cambios jurídicos relativos a
nuevas normativas y leyes, y las innovaciones tecnológicas que se lleven a cabo para tal fin, no tendrán el impacto deseado si no se acompañan de un fortalecimiento de la estructura generadora de la formación, conocimientos y espacios de participación de los distintos sectores sociales hacia los cuales orientan sus acciones.
Del anterior razonamiento se deduce que para la comprensión del ambiente y de su dinámica, se requiere el concurso de contenidos, conceptualizaciones y metodologías provenientes de diversas disciplinas, de diversas áreas del conocimiento y de diversas actividades humanas. Esto queda recogido en el Proceso de Comunicación y formación para el Desarrollo Sostenible, que como eje central, focaliza, interioriza y articula aspectos educativos y de participación contentivos de las diferentes áreas o sectores que inciden en el desarrollo nacional.
En este sentido, podemos afirmar que la República Dominicana ha dado pasos firmes en esta dirección. Su Estrategia Nacional de Desarrollo 2010-2030 abarca el ejercicio por parte del Sector Público Nacional y local de sus funciones de regulación, promoción y producción de bienes y servicios, así como la creación de las condiciones básicas que propicien la sinergia entre las acciones públicas y privadas para el logro de la Visión de la Nación de largo plazo y los Objetivos y Metas de dicha Estrategia. En el mismo orden enfatiza, en el marco de las Políticas Transversales, la Sostenibilidad Ambiental; estableciendo que todos los planes, programas, proyectos y políticas públicas deberán incorporar criterios de sostenibilidad ambiental, así como la adecuada gestión integral de riesgos para minimizar pérdidas humanas, económicas y ambientales.
No es casual, que el Sr. Presidente de la República Danilo Medina Sánchez, a raíz de su participación y compromisos asumidos en la Cumbre de las Naciones Unidas para el Desarrollo Sostenible, efectuada del 25 al 27 de septiembre del 2015 en la ciudad de Nueva York, en consonancia con los 17 objetivos y 169 metas delineada para su alcance hasta el 2030 (ODS), emitió el Decreto 23-16 d/f 23-02-16 que crea una Comisión Interinstitucional de alto nivel, presidida por el Ministerio de Economía, Planificación y Desarrollo (MEPyD), a fin de que se hicieran los ajustes pertinentes a la Estrategia Nacional de Desarrollo para alinearla y ponerla en consonancia con esta agenda internacional.
Por su parte el Ministerio de Medio Ambiente y Recursos Naturales, como Ente Rector de este Sector, a todas luces marcado por su transversalidad en los diferentes ejes de desarrollo del país, según le confiere la Ley 64-00; enfocado en una visión de Manejo Integrado de las Cuencas Hidrográficas y uso sostenible de los recursos naturales y servicios ambientales, encamina acciones para fortalecer el proceso de Gobernanza Ambiental Participativa, como instrumento aglutinador y viabilizador de dinámicas que comprometan el accionar de los diferentes actores sociales que convergen en la actividad productiva y de desarrollo enmarcada en una determinada región o localidad.
Es importante recalcar el hecho de que el ejercicio de la Gobernanza Ambiental está basado en la colaboración intersectorial, como una herramienta para volver a conectar a los ciudadanos con la construcción de un propósito común y mejorar los procesos de toma de decisiones. Desde esta perspectiva, hoy se genera un nuevo ambientalismo cívico basado en la protección del ambiente, con acciones de abajo hacia arriba, de lado a lado, y con enfoques donde el territorio ocupa un papel clave.
Las alternativas de solución a los diversos problemas ambientales deben ser el producto de las decisiones responsables de los individuos, las comunidades y en última instancia de la sociedad, atendiendo a los criterios de valoración de su entorno, íntimamente relacionados con el sentido de pertenencia y, por ende, con los criterios de identidad. En esta perspectiva, una gestión sostenible de la Naturaleza ha de reforzar más que limitar el desarrollo de la región y el bienestar humano. La gobernanza ambiental abarca las reglamentaciones, prácticas, políticas e instituciones que configuran la manera en que las personas interactúan con el medio ambiente. En la buena gobernanza ambiental se tiene en cuenta la función de todos los agentes que repercuten en el medio ambiente; desde los gobiernos hasta las ONGs, el Sector Privado y la Sociedad Civil. La cooperación y la participación consciente y entusiasta son fundamentales para lograr una gobernanza eficaz que nos pueda ayudar a transitar hacia un futuro más sostenible.
Queremos concluir citando una breve frase enunciada por el Papa Francisco en su Carta Encíclica ELUDATU SI (Mi Llamado; acápite 13, pag. 12); cito: “El desafío urgente de proteger nuestra casa común incluye la preocupación de unir a toda la familia humana en la búsqueda de un desarrollo sostenible e integral, pues sabemos que las cosas pueden cambiar”.
Fuente:
(Meadowcroft y Lafferty, 1996).
Gobernanza ambiental Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente
Estrategia Nacional de Desarrollo 2010-2030 de la República Dominicana.
Ley General de Medio Ambiente y Recursos Naturales de la República Dominicana.
Decreto 23-16
Carta Encíclica Laudato Si, del Santo Padre Francisco sobre el Cuidado de la Casa
Común.
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