LONDRES.- Un tribunal británico ha codenado este viernes a cadena perpetua al joven de 20 años Carlos Rueda Vélez por el asesinato el 6 de marzo de 2019 en el este de Londres del español David Steven Martínez Valencia, de 26 años, tras acusarle de haber besado a su novia.
Después de un juicio de nueve días, el
jurado de la corte penal londinense de Old Bailey declaró el jueves culpable al acusado y el juez le impuso hoy la máxima pena, precisando que deberá cumplir al menos 17 años de cárcel antes de poder optar a redenciones.
Durante el proceso, el fiscal, Edward Brown, explicó que Rueda, nacido en Colombia, mató a cuchilladas a Martínez, español de origen colombiano procedente de Valladolid, dominado por “su mal genio y carácter posesivo”, en el piso que compartían en el barrio de Leytonstone.
En el juicio se han presentado pruebas y testimonios de lo ocurrido, incluido el presencial de la novia, Ashlly Rondon-Diaz, y se ha sabido que, poco antes de los hechos, Martínez contactó con su prima para expresarle su temor por su compañero de piso.
“Está completamente loco, preguntaba si había besado a su novia. Voy a tratar de irme el viernes, de lo contrario terminaré muerto”, escribió en un mensaje de texto el vallisoletano, que, según se dijo, aspiraba a ser cocinero.
De acuerdo con el parte policial, Rueda apuñaló varias veces a Martínez en la cocina del piso en el que vivían con la madre y la novia del primero, después de que el agresor se hubiera peleado también con la joven.
Al oír gritos en la cocina, Rondon-Diaz, que estaba entonces en su habitación, entró y vio a su novio atacando al inquilino en la cabeza y el estómago.
Rueda huyó inmediatamente y Martínez logró salir del piso, pese a sus heridas, y alertó a los viandantes, que llamaron a los servicios de policía y emergencia. Cuando llegaron, el español ya había muerto en la acera.
Según la Policía, el agresor se fue en tren hasta Portsmouth, en el sur de Inglaterra, a casa de un amigo y allí se desprendió de su ropa, pero de todas maneras fue detenido al día siguiente cuando se desplazaba en bicicleta por el arcén de una autopista.
La Policía explicó que, cuando fue interrogado, el acusado primero se declaró inocente y luego cambió varias veces su versión de los hechos, argumentando también que veía visiones, pero al final su implicación quedó demostrada.
Además de los diversos testimonios, los agentes encontraron las huellas dactilares del agresor, que tenía un historial de violencia, mezcladas con la sangre de la víctima en el piso londinense, lo que corroboró su culpabilidad.