22 de Marzo Día Mundial del Agua 2017
Por Jhoan Hernández.
Viceministro de Suelos y Aguas.
Ante la situación de reducción del recurso agua en cantidad y calidad que sufre gran parte de la población del Planeta, la conmemoración del Día Mundial del Agua 2017, nos lleva al cuestionamiento que le sirve de Lema y reflexión a este día: « ¿Por qué desperdiciar agua?»
El llamado nos centra en el desperdicio del agua y en cómo reducir y reutilizar hasta un 80% del agua que malgastamos a
través del uso que hacemos de este vital líquido en todas las actividades propias del diario vivir, y de la planificación del desarrollo en su conjunto. De ahí que esta preocupación sea recogida en el Objetivo de Desarrollo Sostenible (ODS) Numero 6, cuando en la meta 6.3 plantea mejorar la calidad del agua para el 2030 “reduciendo la contaminación, eliminando el vertimiento y minimizando la emisión de productos químicos y materiales peligrosos, reduciendo a la mitad el porcentaje de aguas residuales sin tratar y aumentando considerablemente el reciclado y la reutilización sin riesgos a nivel mundial”.
Las estadísticas mundiales, de acuerdo a la Organización de las Naciones Unidas, nos muestran informaciones que ponen en evidencia datos alarmantes acerca de como unos 1800 millones de personas usan fuentes de agua contaminadas por heces fecales, poniéndolos en riesgo de contraer diversas enfermedades, como el cólera, la disentería, el tifus o la polio. Agrega además, que el agua no potable, y unas pobres infraestructuras sanitarias, así como la falta de higiene, causa alrededor de 842,000 muertes al año.
Este día fue propuesto en la Cumbre de la Tierra de Rio de Janeiro, Brasil 1992, con el objetivo de llamar la atención sobre la importancia del agua dulce y la defensa de la gestión sostenible de los recursos de agua dulce; designándose el 22 de marzo de 1993 como el primer Día Mundial del Agua. Cada año, se destaca un aspecto particular relacionado con este recurso.
El referirse en esta ocasión al desperdicio de este recurso como resultado en muchos casos de una mala planificación de su uso, nos debe poner en alerta sobre el desencadenamiento de procesos complejos e indeseables en el marco de una posible escasez que puede profundizar la lucha por el agua entre los usuarios en áreas como la agricultura, el mantenimiento de los ecosistemas, los asentamientos humanos, la industria y la producción de energía; con los impactos que de ello derivaría en el económico, la seguridad alimentaria, y geopolítica de un determinado país o región.
En consecuencia, la priorización de los procesos para una efectiva Gobernanza del Agua nos compromete a todos. El Gobierno Dominicano consciente de esta realidad, así lo deja plasmado, cuando en el Cuarto Eje de la Estrategia Nacional de Desarrollo 2010-2030, en su Tercera Línea de Acción plantea lo siguiente:
“Planificar de manera coordinada e integral, la gestión del recurso hídrico, con la cuenca hidrográfica como elemento central, para una asignación sostenible al uso humano, ambiental, y productivo, y para apoyar la toma de decisiones en materia de planificación del desarrollo regional”
Es cuestión de tomar acción a los fines de garantizar este tan importante recurso del cual depende nuestro bienestar y la garantía de nuestra propia existencia.
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